Decorar huevos de Pascua o cómo trabajar la paciencia desde el juego

Una actividad que a los niños les encanta ahora que se acerca la Semana Santa es preparar los huevos de Pascua. Ciertamente, esta fiesta no está demasiado arraigada en nuestro país, aunque en la pedagogía Waldorf sí que se celebra de manera habitual. En la escuela, nos gusta pintarlos y adornar con ellos nuestra clase y la mesa de estación.

Aunque sean delicados y pensemos que se pueden romper fácilmente, seguro que nos sorprende el cuidado y cariño que ponen nuestros hijos al soplar el huevo y decorarlo.

Para crear estos pequeños tesoros necesitaremos huevos preferiblemente blancos. La manera de soplarlo es sencilla: con la punta de un cuchillo realizamos dos agujeros en el huevo, uno en cada extremo de la parte más alargada. El agujero será pequeño, de unos dos 2 a 4 mm de diámetro. Como no siempre salen iguales, soplaremos por el que nos haya quedado más pequeño.

Esta labor lleva algo de tiempo, pues la yema de huevo debe ir “rompiéndose” en el interior para salir como un hilo líquido. El truco está en no hacer fuerza con la mano que sostiene el huevo, sino sólo con el propio aire que lanzamos al interior. Si el niño es muy pequeño, podemos ayudarle a sostener el huevo.

Poco a poco, la yema irá cayendo. Es posible que en este proceso rompan el huevo…; no pasa nada, volvemos a intentarlo. Al final lo consiguen, ellos mismos van dándose cuenta de cómo calibrar su fuerza para alcanzar el objetivo.

A continuación, lo lavamos para que no huela mal con el paso del tiempo. Para ello, podemos sumergirlo en agua y vinagre, tapar los dos orificios, agitar y vaciar. Esta tarea también la pueden realizar los pequeños, seguro que lo hacen con mucha delicadeza y con alegría, pues ¡ya sabemos cómo les gusta jugar con agua!

Repetimos el lavado varias veces y dejamos nuestro huevo secándose unas horas. Por ejemplo, podemos comenzar la actividad por la mañana y terminarla por la tarde, así, de paso, trabajamos un poquito la paciencia.

Después, llega el momento de pintar y decorar. Para ello, podemos utilizar varias técnicas:

  • Teñir con papel de seda: cortamos en trocitos pequeños papel de seda de diferentes colores. Lo vamos mojando en agua y pegándolo en nuestro huevo. Lo dejamos que se seque bien, 24h, y después le vamos quitando los papeles. Es una forma adecuada para los más pequeños, pues pueden manipular bien el papel y ponerlo indistintamente sobre la superficie del huevo.

 

  • Pintar con acuarela: en Allegra nos gusta utilizar la marca Stockmar. Con los tres colores primarios y un pincel, los niños pueden ir pintando el huevo y realizando mezclas de color. Esta técnica la pueden realizar los niños a partir de 4 años, más o menos, cuando ya tienen cierta destreza para coger el pincel y sujetar el huevo.

 

  • Pintar con cera: la opción es similar a la anterior, pero sustituimos la acuarela por cera de colores. Para este trabajo, se necesita algo más de precisión, por lo que puede ser apropiado para niños de 5 años en adelante. Pueden crear diferentes patrones en el contorno del huevo.

 

  • Teñir en cocción: con esta técnica conseguimos “imprimir” una silueta en el huevo. Por ejemplo, cogemos un par de hojas de trébol, las ponemos en el huevo, una a cada lado, metemos el huevo dentro de una media tobillera y la anudamos para que no se mueva. Metemos el huevo a cocer unos minutos; al sacarlo, veremos que ha adquirido cierto tono tostado, excepto donde estaba la hoja de trébol.

 

Finalmente, sólo nos queda un detalle: elegir dónde pondremos nuestro huevo. En Allegra, como en otros centros Waldorf colgarlo de ramas o del techo: cogemos un palo corto y delgado (por ejemplo, un trocito de palo de brocheta), atamos un extremo del hilo y lo introducimos en el huevo. Y podremos crear composiciones tan bonitas como las de la foto.

¡Feliz Pascua!

 

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